dilluns, 30 de juny del 2014

Si la religión es el opio del pueblo,¿el Amor es el opio de las Mujeres?, Ana Rquia


 
Vivimos en una cultura  donde el mito del amor romántico y los tópicos que le rodean, adquieren  tintes de verdad absoluta. Me gustaría hablar de algunas de las mentiras del Amor romántico que, según mi opinión, todavía siguen vigentes. Para hacerlo parto de una pregunta que siempre me he formulado:” Si la religión es el opio del pueblo, ¿el Amor es el opio de las Mujeres?”.
Ante todo hay que decir que las mujeres recibimos una educación sentimental más intensa  y distinta de la que reciben los hombres. Desde muy niñas, a las mujeres nos educan para el amor. Nos inculcan socialmente, no necesariamente nuestros padres o la familia más cercana, sino la iglesia, los medios de comunicación, las vecinas, una tía que vive en Alicante o en Navarra, la publicidad, los libros, nuestros compañeros de clase  etc...etc., que todas las vivencias existenciales de cualquier mujer deben subordinarse a él. No hay vida para las mujeres más allá del “Amor”.
Y las mentiras para que las mujeres no se aparten del “redil del amor” son muchas, sin embargo, yo solo voy a hablar de las más comunes:

dilluns, 9 de juny del 2014

El amor en tiempos de fuerte actividad sísmica, Mari Kazetari




Nota: Escribo una columna mensual en la revista vasca Argia, en euskera. No suelo traducir mis artículos a castellano, pero sí que me apetece hacer una excepción con este. Si entiendes euskera, te recomiendo que leas el original. Los corchetes son añadidos que me han salido al traducir. La ilustración la hizo mi amiga Inge Rodríguez Madariaga hace unos años, inspirada por un post que escribí sobre los dramas del amor romántico. Luego me la regaló enmarcada y la tengo en mi casa de Bilbao. Cuando me angustio por amor, me gusta mirarla para no perder el norte.

Terremoto
Hoy, 10 de abril, he vivido por primera vez un terremoto en Managua. Mientras escribo estas líneas, sigo sintiendo las réplicas. Son las once de la noche y el terremoto empezó a las cinco de la tarde. Mi hermano pequeño y su madre llegaron ayer a visitarme. Cada temblor abrupto me da un vuelco al corazón y me contrae el cuello, pero sobre todo me angustia que mi hermano se despierte asustado.

En estos momento extraño a mi última amante. Si esto hubiera ocurrido hace unos meses, ahora me relajaría entre sus brazos. Si no pudiera venir a mi barrio, al menos me reconfortaría hablar por teléfono con ella.
Cuando ocurre una catástrofe, echamos de menos a nuestro pilar afectivo, a la persona que mejor nos transmite seguridad y paz. Para mucha gente, esa persona será su madre, su padre, su abuela o su abuelo. Para otras tal vez su mejor amiga o amigo. La madre de mi hermano (expareja de mi padre) acaba de hablar por teléfono con su hermana, y al colgar ha dicho lo siguiente: " Ahora ya estoy tranquila. Cuando hablo con ella siempre siento que todo va a ir bien". En mi caso, suelen ser las personas con las que tengo una relación sexoafectiva las que me proporcionan mayor sosiego. Esto me preocupa, porque me hace dependiente, siempre siento la necesidad de tener pareja.

Las grandes olvidadas: Mujeres Libres y el anarcofeminismo; Vanessa Gómez Bernal

Mujeres Libres fue movimiento emancipatorio de mujeres anarquistas que surge en 1936 en el seno del movimiento libertario español

Antropóloga
Algo frustrante, que de alguna manera se ha extendido en algunos ámbitos de las corrientes “revolucionarias”, es la reducción del análisis de la desigualdad y opresión de género a únicamente la cuestión de clase, y la conceptualización del feminismo como una teoría liberal y un movimiento exclusivamente burgués. Este tipo de cuestiones ha generado históricamente fracturas, invisibilización y desprestigio del feminismo como un movimiento de cambio social. Lo cual ha contribuido a que haya tenido que existir permanentemente eso que algunas feministas de diferentes ámbitos ideológicos han llamado “la doble militancia” ante la continua ausencia de implicación en cuestiones claves para la opresión de las mujeres. Obviar la dominación de género es un error flagrante y escandaloso para entender el capitalismo de nuestros días y las desigualdades estructurales que genera.